martes, 25 de septiembre de 2012

La montaña oriental leonesa

Este es el relato de un día cualquiera pescando en "casa" de Mario, en uno de los pequeños ríos de la montaña oriental leonesa en la que cualquier especie animal o vegetal puede sorprendernos a la   vuelta de cada recodo.
Estamos a finales de Junio, un día de bochorno, las 2 del mediodía. Ayer pescamos un río de alta montaña con unos amigos (uno de nuestros ríos favoritos) y no se dio nada bien. Lo normal, nuestras amigas las pintonas no entienden de compromisos.


¿Qué hacemos, Oscar, comemos o vamos directamente al lío? Oscar me mira y me dice: ¿No hay días que sientes que se van a dar bien? (Pienso, a mí  todos, si no iría)  Además, ¡Ayer sobró casi toda la empanada!

Pues no se hable más.  Cargamos al coche todos los telares y salimos zumbando. Pero ¿a qué rio vamos? Nos miramos y quedó claro ¡Al mismo!
Comemos la empanada mientras nos ponemos el vadeador y montamos las cañas, el río está perfecto y estamos ansiosos por probar los últimos montajes en este tipo de rio. Tiene unos cuatro metros de ancho,  mucha vegetación de orilla, alisos, cerezos, chopos… y salgueras, muchas salgueras. Discurre en un valle que alterna praderas de montaña con angosturas de piedra caliza, donde el rio se encajona formando cascadas y pequeñas pozas. 


Oscar ata una imitación de hormiga de ala y yo una emergente de liebre, no vemos eclosiones y queremos tantear el río. Vamos sacando aquí y allá truchas de pequeño tamaño, pero muy luchadoras.
De vez en cuando nos entretiene algún lagarto verdinegro, un sapillo pintojo que salta a nuestros pies, un gran macho de ciervo con su aterciopelada cornamenta y una interesantísima variedad de plantas en flor, que nos hacen detenernos para fotografiarlas. Estamos disfrutando.
Empieza una eclosión de Epeorus y mi compañero ata una imitación del adulto en cdc rojo. Pescando de punta, pues el rio se ha ido cerrando a medida que ascendíamos, empieza a sacar una a cada lance. ¡Acertó! La tercera ya tiene unos 25cm, un truchón para estos ríos!



 Se me posa una mosca del aliso en el brazo, ¡esta es la mía! Abro mi caja y tengo más de diez tricos jarupianos, en pelo de topo. Al primer lance sube una y no consigo clavarla, pero a mí me da igual, ¡la engañé! Tras ella clavo una de buen tamaño, foto y al agua.


Seguimos pescando y cambiando de mosca a menudo, pues cada vez vemos más tipos de insectos. No problem, deberíais ver las cajas de moscas de Oscar, el tío las tiene todas ….o casi. Empieza el festival, una trucha tras otra, así que pensamos en probar unos engendros de moscas que habíamos perpetrado esa misma mañana y…¡No funcionaron! Normal, si los hubierais visto…


En la última poza, formada por grandes rocas al pie de una gran cascada, Oscar clava tres buenas truchas seguidas, a apenas dos metros de nosotros. Es el fin de una gran jornada de pesca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario