sábado, 14 de enero de 2012

Coto de Felmín, brotando de la roca

Desde su creación en el año 1958 Felmín, en el Torío, ha sido uno de los destinos predilectos de muchos pescadores leoneses que se acercaban a su orilla llamados  por la abundancia y finura de sus truchas.


Este es uno de esos cotos que siempre están en las quinielas, uno de los pocos que a día de hoy suelen agotar los permisos durante la elección del sorteo y es por  dos buenas razones: tiene truchas e historia. No en vano Felmín es uno de los primeros cotos desde 1958.  El Torio siempre las tuvo y muy apreciadas tanto por la delicadeza y sabor de su carne como por su tamaño y bravura. Ni que decir tiene que no es ni la sombra de lo que fue, pero de lo que hay, es de lo mejor que podemos pescar.



Pero la cosa no queda ahí, tanto el río como el entorno son paradisíacos. Llegando desde León y antes de llegar al coto atravesamos las espectaculares Hoces de Vegacervera a cuya sombra la cercana Cueva de Valporquero vierte su caudal subterráneo al río. La mole de roca es una esponja que filtra lentamente el agua, aportando al río en muchos puntos manantiales de agua fresca y pura que dan al río su carácter. Este discurrir ha formado algunos de los fenómenos como las  marmitas de gigante, torca, dolinas y sumideros que podemos observar bajo las enormes crestas calizas.



Una vez las paredes liberan al río, en el trágicamente conocido Pozo del Infierno, es donde comienza nuestra andadura. Un río con multitud de refugios y aguas cristalinas con el fondo cubierto por bolos y enormes rocas nos da la bienvenida como si hubiéramos entrado en el mismísimo cielo de las truchas. El tamaño no es el fuerte de este coto, aunque a buen seguro que tendremos muchas truchas terciadas a tiro que darán una buena lucha.

El río tiene una anchura media de unos 15 m y abundante vegetación en las orillas. Presenta la clásica disposición de los ríos de cabecera  pero con la peculiaridad de sus enormes pozos y sus afluentes subterráneos. Este es uno de los secretos de este coto y los conocedores de estas corrientes guardan su secreto a buen recaudo, ya que ofrecen a las truchas aguas más templadas en invierno y más frescas en  verano, haciendo auténticos puntos calientes de pesca. Para localizar estos puntos, bueno...tampoco voy a contarlo todo, jejeje


Progresando por el río llegaremos a una larga tabla pegada a la carretera y a la derecha, una de mis paradas fijas: una fuente se despeña brotando de la misma roca. Nunca dejo de beber de este agua y llevarme unas botellas para el día. A partir de aquí y hasta Felmín el río sigue la misma secuencia y es bueno para todas las modalidades. El puente de este pueblo es otra de mis paradas: sobre el aguas abajo podemos observar uno de los pozos más visitados, ya que desde el cortado se podían observar muy buenas truchas en el culero del pozo que pocas veces se dejaban engañar y menos aún capturar. A un lado la carretera que nos lleva hasta la entrada de las Cuevas de Valporquero, y al otro uno de los mejores sitios para entrar a comer o refrescarse: el Restaurante El Pescador, sobran los comentarios. Comida casera, buen precio y trato “montañés”, me encanta.

Desde este puente hay como un km de río más cubierto y más somero, esta es la parte menos pescada del coto y posiblemente la más técnica y con menos peces. Una buena opción es dejar el coche en Getino y bajar andando unos 500 m para después remontar el río. Este es uno de los tramos que más me gustan del coto, y el pescar en la desembocadura de Las Caldas una experiencia muy particular que podremos igualar en muy pocos lugares.

Las Caldas son una emanación de aguas ferruginosas con propiedades medicinales donde he visto tomar baños desde que tengo memoria. Hace unos años cubrieron el pilón con una moderna construcción de hormigón, que destrozó el encanto pero añadió comodidad. Al otro lado de la carretera mi última parada recomendada: la Venta de Getino o Amador, un lugar recomendable al máximo si te gustan los sitios con historia y personalidad, 100% autóctono oiga!!

Desde aquí hasta el límite superior el río se abre y la pesca resulta más sencilla pero el río pierde parte de su personalidad. Los lances en largo se hacen necesarios para evitar ser vistos y la vegetación no lo impide como aguas abajo.


La fauna en este tramo es rica y variada, si bien las rocas dan cobijo a muchos tricópteros y plecópteros que aquí son presa más frecuente de las truchas que en  las tablas de llanura y bajeras. Buenas opciones para comenzar la temporada son las ninfas de faisán y oreja de liebre en tamaños grandes 10-12 y los perdigones marrones y olivas. En superficie los pardones, olivas y los Barones serán los más eficaces junto con el pitillo. Nada que resaltar en cuanto a las ahogadas para principios, excepto el estar atentos a la eclosión de la sarnosa, ya que produce gran actividad cuando se produce. El aviso nos lo dará la amarilla prosarnosa cuando comience a dar peces...


Llegada la primavera las eclosiones son muy complejas, pero resumiendo podemos quedarnos con las efémeras carnes, salmones y las olivas claras que nos acompañarán hasta final de temporada.  Más adelante, en junio, los tricos serán sin duda los reyes. El de pavo real, saltica y patosa son mis favoritos junto con el de ciervo con indicador para las corrientes si es que queda alguna para este mes. Las ahogadas de entretiempo darán buen resultado, pero no olvidar nunca poner alguna mosca negra y alguna verde clara, verdín o limón hasta final de campaña. El butano flor de escoba es siempre mi rastro en este coto.


Por último dos apuntes más:

  • Los serenos durante el verano pueden ser memorables, pero suele soplar siempre viento norte al atardecer. Buscad posturas a cubierto del aire por si este llega.
  • Durante el estío una minicentral en Cármenes hace bajar y subir el caudal varias veces al día cuando le da la gana, si os toca el día a sufrir en el paraíso.
Espero que disfrutéis en uno de mis cotos favoritos y quién sabe, con suerte quizás nos veamos en el río.

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