miércoles, 1 de junio de 2011

Abriendo la temporada Gallega, el río Dubra

Mes de marzo, primer día de pesca en tierras gallegas, ya son unos cuantos meses los que llevaba sin pisar el rio y además hacia un día esplendido de primavera, que más se  puede pedir. El día previo lo pase indeciso por el destino que iba a coger, pero al final me decante por el rio Dubra, un rio pequeño de la provincia de La Coruña, muy cerca de la capital compostelana. Es un rio que apenas tiene 15 km, afluente del afamado Tambre, y con unas aguas y paisaje muy semejantes a los ríos de mis queridos Ancares. Estrecho y sinuoso, aguas cristalinas y trucha autóctona, una buena combinación para comenzar el 2011.



Sabía que el día no era el más recomendado por la afluencia de pescadores, es un tramo libre y la apertura de la temporada, asique evite el madrugón, y la jugada me salió de escándalo, los ceberos al mediodía me dejaron el rio libre y tan solo me encontré con otro compañero que como es habitual por estas tierras pescaba a culleriña ( cucharilla ).
El caudal era el idóneo, eso sí, las aguas estaban frías, y con esto solo cabía una posibilidad, usar las ninfas. Probando con los pesos pronto di con el aparejo idóneo para llegar al fondo sin pasarme de peso, un terminal del 0,12 y dos ninfas, una en la punta en anzuelo del # 12 y otra del 14 o 16  a unos 40 cm serían la combinación perfecta.

Las primeras picadas no tardaron en llegar,  truchas pequeñas pero de las que merecen la pena, está claro que el Dubra tiene trucha fario de verdad. También los primeros enredos, al principio la falta de práctica se notaba y el cauce estrecho tampoco ayudaba.
Probando y probando ninfas di con las dos que me darían los mejores resultados, la faisán con bufanda y cabeza plata montada en un #12 y un perdigón teja en un #14 o #16.



Los lances eran  muy cortos, incluso en ocasiones parecían ridículos, y es que en estas condiciones incluso a 4 m tenía picadas. Muchas capturas, eso si todas muy pequeñas, y claro,  como suele pasar, la de mejor tamaño se te suelta cuando ya la tienes cerca de la mano. Entre trucha y trucha merece la pena hacer algún parón y mirar a nuestro alrededor, acebos, abedules, …que sensaciones.

De camino a casa ya  pensaba en volver  en verano con la seca y el varal, para ver lo que realmente puede ofrecer este pequeño tesoro.

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